Las tendencias actuales indican que la prevención es en primer lugar, un proceso complejo de recolección, análisis y divulgación de información. En este contexto, el análisis de entorno en la seguridad es necesario para tener una visión válida de lo que nos rodea. La mitigación efectiva de riesgos, exige un análisis que construya las bases para hacer pronósticos sobre los cambios en el futuro inmediato y sobretodo, que brinde herramientas para facilitar la toma de decisiones.
El elemento principal que da validez al análisis es su periodicidad. En una organización con procesos de seguridad bien definidos, debe monitorearse el entorno diariamente. Los análisis no deben ser la foto de un momento, son la progresión de los eventos que permitan detectar tendencias. Una buena práctica es la presentación mensual de entorno, basada en la recopilación y análisis de los últimos 30 días. En este sentido, debemos tener cuidado, pues vivimos en la era de la paradoja informativa. Existen datos disponibles en todas partes, pero a la vez estamos más desinformados que nunca sobre lo que realmente nos interesa. Es lo que algunos llaman “infoxicación”. Esto hace que la calidad de las fuentes de información sean cruciales para construir la visión de entorno. En la validación de los datos resulta clave el criterio de selección del analista, ya que no es suficiente escoger información relevante y de interés, es la tarea de correlacionarlos y si es posible identificar patrones o perfiles de potenciales amenazas, así como, incidentes que impacten en una dirección u otra el logro de los objetivos estratégicos la organización para la cual se analiza el entorno. De aquí, se deduce que los análisis son un traje a la medida, por tanto lo que es una amenaza para un negocio o un país puede ser una verdadera oportunidad para otro.
Un análisis de entorno es un insumo para otros procesos de la organización y se orienta para ser consumido por la dirección de la organización. Usualmente, se construye en base a escenarios, a los cuales se les asignan valores probabilísticos de materialización. Todo depende del número de variables que se incorporen al análisis. La visión de entorno no pretende adivinar el porvenir, es un pronóstico que nos prepara para el futuro más probable, sin descartar claro está, otras opciones que puedan materializarse de acuerdo al desarrollo de los eventos. Existen distintas técnicas para la realización e interpretación de los análisis de entorno. La mayoría provienen de la planificación estratégica y el mercadeo. En este caso, nos concentramos en aquellos asociados a los riesgos de seguridad, por lo que los datos tendrán otras fuentes y los analistas deberán tener sólida formación en la identificación de amenazas. Es bueno remarcar que en temas de defensa nacional o seguridad de Estado, loa análisis de entorno han sido campo de trabajo para los cuerpos de inteligencia, hoy día, es práctica habitual para organizaciones de naturaleza civil, llevar a cabo procesos similares y con metodologías parecidas a lo que por mucho tiempo perteneció casi en exclusividad a las fuerzas armadas o la policía. La inteligencia preventiva es estratégica, ubica a la dirección de la organización en mejor posición para lograr sus objetivos.
Un análisis de entorno debe servir para la toma oportuna de decisiones y se presenta como la visión situacional de la organización frente a su entorno. Las conocidas salas situacionales son centros de análisis para respuestas a corto plazo, frente a amenazas altamente probables. La Sala Situacional debe ser una unidad dependiente de un comité estratégico de nivel directivo, responsable de la toma de decisiones. El objetivo principal de la Sala Situacional es producir información accionable para la neutralización de amenazas y el restablecimiento de la normalidad, en caso de la materialización de riesgos.
En resumen, pudiéramos decir que un análisis de entorno tiene como propósito dotar a la organización de una visión situacional de su realidad. Se alimenta de datos provenientes de fuentes confiables, que debidamente organizados, facilitan la identificación de amenazas futuras en escenarios probables. El proceso resultante del análisis de entorno se denomina inteligencia preventiva, es de naturaleza estratégica y coloca a la dirección de la organización en mejor situación para lograr sus objetivos. El producto de un buen análisis de entorno (en oportunidades conducido desde salas situacionales) es generar información accionable para dar ventajas frente a amenazas potenciales o reales. Sin importar el tamaño o el propósito, los análisis periódicos de entorno son necesarios para el éxito de una organización en la complejidad de nuestros tiempos.
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